viernes, 25 de marzo de 2016

El Fraude Electoral

El fraude electoral es la intervención deliberada en un proceso electoral con el propósito de impedir, anular o modificar los resultados reales. La democracia representativa se basa en el voto y, en consecuencia, se desvirtúa ante las sospechas de irregularidades en los comicios. Sin embargo, las denuncias al respecto han aumentado en los más diversos países. Peligros que acechan al sistema En las últimas décadas aparece una contradicción en el funcionamiento de las democracias. A pesar de que la organización de las elecciones se ha profesionalizado como nunca antes, y de que los ciudadanos disponen de herramientas de comunicación que les permiten registrar e informar datos de los actos públicos en que participan, han aumentado en varios países las denuncias de irregularidades y fraude electoral". Algunos mecanismos de defensa contra el fraude electoral consisten en la creación de órganos y tribunales electorales integrados con funcionarios no seleccionados por el poder ejecutivo y se han tipificado un buen número de delitos para castigar a los instigadores, colaboradores, beneficiarios y ejecutores de cada una de las prácticas del fraude electoral, sin embargo aún falta mucho por hacer ya que ninguna legislación contempla el fraude mediático, aunque en algunos países se prohíbe muy convenientemente que los partidos se promuevan en la televisión por medio de anuncios, lo tienen que hacer en espacios específicamente diseñados para eso. Sin embargo muchas de estas medidas resultan insuficientes, la cultura del fraude electoral en países como México o Perú, es enorme, pero es en países llamados desarrollados donde este fenómeno se acentúa más (Estados Unidos, Italia, entre otros). Por mucho que todo esto se quiera impedir, siguen y seguirán existiendo estas fraudulentas formas de intentar parecer los mejores a costa de los demás, y esta es una forma muy simple de hacer mucho daño a personas, a pueblos, a ciudades, a provincias, a comunidades autónomas, y mismo aun país entero y a toda su población . Existen diversas técnicas practicadas para ejecutarlo, a continuación se mencionan algunas: -Suplantación del elector, consiste en que otra persona vota en lugar del elector, por ejemplo, personas que han fallecido. -Coacción o presión al elector para impedirle que libremente elija el candidato o una opción propuesta. Una forma es el acarreo de votantes, o traslado de personas, por parte de dirigentes políticos, al colegio electoral con el fin de que depositen el voto a su partido. -Compra de votos. -Robo de ánforas o paquetes electorales antes de que sean debidamente computados. -Adulteración de las actas de la elección modificando los números de sus resultados reales. -Sustitución de paquetes electorales, actas, etc. -«Embarazo de urnas», es decir, introducción de fajos de boletas previamente votadas en la urnas para inflar la votación de una candidatura, partido u opción electoral. -Caída de los sistemas de cómputo en red para confundir a la opinión pública y manipular los resultados electrónicamente. -Utilización de recursos ilícitos para aumentar el gasto de campaña y obtener ventaja ilegal en la publicidad. -Complicidad con funcionarios de los procesos electorales para ocultar las evidencias del fraude electoral. -Intervención del Gobierno, para favorecer a un candidato, partido o propuesta electoral, mediante propaganda maliciosa o ejecución de obras concretas ofrecidas por el candidato o partido al que se quiere favorecer de manera fraudulenta. -Control de los medios de comunicación para confundir y engañar a los electores haciéndolos creer que el resultado fraudulento es legítimo. -Uso de la fuerza pública contra los inconformes. -Manipulación de los sistemas de cómputo. -Soborno de las personas que cuentan los votos.

La Crisis Económica de España

El reinado de Alfonso XIII se inicia en 1902 cuando es coronado rey a la edad de dieciséis años y concluye en 1931 cuando abandona el país con la proclamación de la República. Hasta 1923 reinó estando vigente la constitución de 1876, apoyó el golpe de Primo de Rivera y reinó durante su dictadura, y, tras la dimisión del dictador, intentó continuar su reinado volviendo a la constitución canovista. Intento infructuoso porque a los pocos meses tuvo que ceder paso al nuevo sistema republicano y abandonar el país.
El período que se inicia en 1902, con el ascenso al trono de Alfonso XIII, y concluye en 1923, con el establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, se caracterizó por una permanente crisis política.
Así desde 1917 se sucedieron los gobiernos de coalición, sujetos a alianzas y continuos cambios. Ni liberales ni conservadores consiguieron mayorías suficientes para conformar gabinetes sólidos. En 1905 estalló una grave crisis en Cataluña. La victoria de Lliga Regionalista de Cambó y Prat de la Riba en las elecciones locales de 1906 alarmó al ejército que veía en peligro la unidad del país. Los comentarios satíricos anticastrenses en alguna publicación barcelonesa, llevaron a que trescientos oficiales asaltaran e incendiaran las imprentas. La reacción del gobierno fue ceder ante el Ejército: en 1906 se aprobó la Ley de Jurisdicciones que identificaba las críticas al Ejército como críticas a la Patria y pasaban a ser juzgadas por la jurisdicción militar.
La reacción pública fue inmediata. Una nueva coalición, Solidaritat Catalana, consiguió una clara victoria electoral en 1907, reduciendo drásticamente la representación de los conservadores y liberales en Cataluña.
El Regeneracionismo de Joaquín Costa fue la principal expresión de una renovada conciencia nacional que aspiraba a la reforma del país. El pensamiento de Costa se concretó en su obra "Oligarquía y caciquismo" publicada en 1901 en la que criticó radicalmente al sistema caciquil que había impedido la implantación de una verdadera democracia basada en las clases medias y la modernización económica y social del país.
Antonio Maura, líder del Partido Conservador, llegó al poder en 1907 con un programa reformista: modificó la ley electoral, estableció el Instituto Nacional de Previsión e intentó sin éxito aprobar una tímida autonomía para Cataluña. Su proyecto reformista se derrumbó en 1909.
Barcelona, corazón en aquella época de la industrialización española, había vivido desde principios de siglo un gran auge de las movilizaciones obreras que había culminado en 1907 con la creación de Solidaridad Obrera, organización anarquista que nació como respuesta a la burguesa y nacionalista Solidaritat Catalana.
Alejandro Lerroux y su Partido Republicano Radical también se desarrollaron en la Ciudad Condal con un programa demagógico y anticlerical.
La Ley de Jurisdicciones de 1906 trajo un reforzamiento del anticlericalismo y antimilitarismo en la ciudad. La política autoritaria del gobierno de Maura no ayudó a calmar los ánimos.
Sin embargo, fue la guerra de Marruecos, la que determinó el estallido de la Semana Trágica.
Los ataques de los habitantes del Rif contra los trabajadores españoles de una compañía minera llevó a la movilización de reservistas. Las protestas obreras pronto aparecieron en Barcelona y Madrid.
Los primeros choques militares se saldaron con el Desastre del Barranco del Lobo con más de mil doscientas bajas españolas. El día 26 de julio estalló la huelga general en Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera y la UGT. Se iniciaron tres días de protestas, quemas de conventos, enfrentamientos con el ejército. La Semana Trágica tuvo un brutal coste humano: un centenar de muertos, heridos, destrucciones... La represión fue muy dura y culminó con el juicio sin garantías y la ejecución de Francisco Ferrer y Guardia, pedagogo anarquista y fundador de la Escuela Moderna.
La Semana Trágica se llevó por delante el programa reformista de Maura. Mientras el PSOE conseguía que Pablo Iglesias fuera elegido diputado en 1910, el liberal José Canalejas llevó a cabo el último intento regeneracionista dentro del sistema de la Restauración. Susacción reformista (servicio militar obligatorio en tiempos de guerra, ley del "candado", Ley de Mancomunidades que se vio finalmente frustrada en el Senado) acabó brutalmente con su asesinato por un anarquista en 1912. En adelante, podemos hablar de una crisis permanente de los partidos del turno.
La I Guerra Mundial dividió al país entre aliadófilos (liberales e izquierdas) y germanófilos (derechas conservadoras), pero trajo un periodo de prosperidad económica. España, neutral, pudo convertirse en abastecedora de muchos productos para los países contendientes. El mal reparto social de los beneficios del boom económico y la creciente inflación llevaron al estallido social y una profunda y compleja crisis en 1917
La huelga general, sin embargo, trajo inmediatas consecuencias. Ante la amenaza de revolución obrera, las Juntas de Defensa abandonaron sus peticiones y apoyaron la represión contra los huelguistas. Por otro lado, la dimisión de Eduardo Dato y la formación de un gobierno de coalición con la participación de la Lliga Regionalista trajo la inmediata desactivación de la Asamblea de Parlamentarios.
La lucha social de clases se había convertido en el gran problema del país. El fin de la I Guerra Mundial trajo una profunda crisis económica y social que inmediatamente desencadenó una gran conflictividad social en Barcelona (1919-1921)
Las huelgas y protestas alentadas por los anarquistas se encontraron con una dura represión del nuevo gobierno de Maura, que contaba con el pleno apoyo de la burguesía catalana. Para contrarrestar la "acción directa" de los anarquistas, el sector más duro de la patronal creó el denominado Sindicato Libre, grupo de pistoleros que actuó con el apoyo policial. La aplicación de la "Ley de Fugas", pura y simple ejecución sin juicio de los detenidos exacerbó aún más el conflicto.
La respuesta anarquista llegó en 1921 con el asesinato de Eduardo Dato, presidente del gobierno. Dos años después, el líder anarquista Salvador Seguí murió asesinado.
La conflictividad social en el país y los fracasos en la guerra de Marruecos marcaron el camino a la intervención militar. En 1923 el entonces Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, dirigió un golpe militar que acabó definitivamente con el régimen de la Restauración.


Comentario Colbert-Mazarino

Colbert: Para conseguir dinero, hay un momento en que, engañar [al contribuyente] ya no es posible. Me gustaría, Señor Superintendente, que me explicara cómo es posible continuar gastando cuando ya se está endeudado hasta al cuello…
Mazarino: Si se es un simple mortal, claro está, cuando se está cubierto de deudas, se va a parar a la prisión. Pero el Estado…!! cuando se habla del Estado, eso ya es distinto!! No se puede mandar el Estado a prisión… Por tanto, el Estado puede continuar endeudándose. Todos los Estados lo hacen!
Colbert: Ah sí? Usted piensa eso? Con todo, precisamos de dinero. Y cómo hemos de obtenerlo si ya creamos todos los impuestos imaginables?
Mazarino: Se crean otros.
Colbert: Pero ya no podemos lanzar más impuestos sobre los pobres.
Mazarino: Es cierto, eso ya no es posible.
Colbert: Entonces, ¿sobre los ricos?
Mazarino: Sobre los ricos tampoco. Ellos no gastarían más y un rico que no gasta, no deja vivir a centenares de pobres. Un rico que gasta, sí.
Colbert: Entonces cómo hemos de hacer?
Mazarino: Colbert, tú piensas como un queso de Gruyere o como el orinal de un enfermo!!. Hay una cantidad enorme de gente entre los ricos y los pobres!! Son todos aquellos que trabajan soñando en llegar algún día a enriquecerse y temiendo llegar a pobres. Es a esos a los que debemos gravar con más impuestos…, cada vez más…, siempre más! A esos, cuanto más les quitemos, más trabajarán para compensar lo que les quitamos¡¡. Son una reserva inagotable!!.


Este diálogo, no es un diálogo real, pertenece a la ficción, y está extraído de una obra de teatro del dramaturgo francés Antoine Rault, titulada: "Le Diable rouge". La obra, una comedia francesa, no fue escrita hace cuatro siglos, si no hace solo unos pocos años, y se estrenó en 2008. Esta obra trata sobre el cardenal Mazarino, y más concretamente sobre la última etapa de su vida. Fue un gran éxito en Francia. En cualquier caso y aún siendo pura ficción, se puede extrapolar perfectamente a nuestros días y no deja de ser una gran verdad, que pone al descubierto un lema que no cambió nunca a través de la historia.

Esto no quiere decir otra cosa que nos tocará "apechugar" a los de siempre. En definitiva que pagaremos la crisis todos aquellos que no la provocamos.

Comentario Desamortización

La desamortización española fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII con la denominada «Desamortización de Godoy» (1798) —aunque hubo un antecedente en el reinado de Carlos III de España— y cerrado bien entrado el siglo XX (16 de diciembre de 1924). Consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían enajenar (vender, hipotecar o ceder) y que se encontraban en poder de las llamadas «manos muertas», es decir, la Iglesia Católica y las órdenes religiosas —que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos— y los llamados baldíos y las tierras comunales de los municipios, que servían de complemento para la precaria economía de los campesinos. Dicho con las palabras de Francisco Tomás y Valiente, la desamortización española presentó "las características siguientes: apropiación por parte del Estado y por decisión unilateral suya de bienes inmuebles pertenecientes a «manos muertas»; venta de los mismos y asignación del importe obtenido con las ventas a la amortización de los títulos de la deuda".
En otros países sucedió un fenómeno de características más o menos parecidas. La finalidad prioritaria de las desamortizaciones habidas en España fue conseguir unos ingresos extraordinarios para amortizar los títulos de deuda pública —singularmente vales reales— que expedía el Estado para financiarse —o extinguirlos porque en alguna ocasión también se admitieron como pago en las subastas—. Asimismo persiguió acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores que fuesen propietarios de las parcelas que cultivaban y crear condiciones capitalistas (privatización, sistema financiero fuerte) para que el Estado pudiera recaudar más y mejores impuestos.
La desamortización fue una de las armas políticas con la que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX.

- Un ejemplo más reflejado en nuestra historia de la resolución de los problemas por parte del gobierno que el mismo se ocasiona, es decir, pagan justos por pecadores. Un ejemplo más de que la avaricia rompe el saco, ya que estoy convencido de que cualquier español medio en esa época acabaría robando igual y gastándose el dinero de la misma manera hasta llegar al punto extremo de tener que expropiar los bienes de sus ciudadanos para eliminar la deuda pública del país. Casualidad es que además a los que menos tienen son a los que más les sacan, solo hay una cosa en mi opinión "políticamente correcta" y es la expropiación de los bienes de la iglesia producida en numerosas ocasiones a lo largo del sigo XIX aunque a día de hoy eso no halla surgido ningún efecto en la sociedad actual ya que se siguen destinando auténticas millonadas a la iglesia que en el pasado engañó torturó y mató en nombre de Dios. ¿Es ese el verdadero cometido de la iglesia? yo creo que no a parte de que hablando mal y pronto "el chiringuito se les desmonta por todos lados" ya que las generaciones venideras cada vez creen en menos cosas ya que no se les inculca desde pequeños, por no hablar de la ciencia que se está abriendo paso frente a la ignorancia.

Comentario Diezmo

Diezmo procede del vocablo latino decimus y está vinculado a un décimo (la décima parte de algo). El concepto se utilizaba para nombrar al derecho del 10% que un rey exigía sobre el valor de las mercaderías que entraban a su reino o que se traficaban desde sus puertos.
La noción de diezmo, por lo tanto, suele asociarse a un impuesto del 10% que se debía pagar a un rey, a un gobernante o a un líder religioso. Quienes debían realizar el pago entregaban la décima parte de sus ganancias o ingresos al acreedor.
El diezmo se remonta a tiempos bíblicos. El patriarca Abram, quien luego sería Abraham (“padre de muchos pueblos”), le entregó un diezmo al sacerdote Melquisedec en una muestra de gratitud. Con el tiempo, el diezmo se instruyó para todos los sacerdotes levitas e incluso se estableció como obligación o ley.
En la actualidad, el diezmo suele ser optativo en la religión, aunque diversas ramas (como los evangelistas) insisten en la importancia de que los fieles guarden una parte de sus ingresos para contribuir con la iglesia. Se suele considerar el diezmo como una responsabilidad ante Dios ya que ayuda a la difusión de su palabra en el mundo.
Incluso desde una óptica no religiosa, la importancia del diezmo no reside precisamente en el monto de dinero con el cual se colabore, sino en el hecho de sentirse parte de un movimiento, de una comunidad, en la satisfacción de saberse un integrante fundamental para su continuidad y su desarrollo. De hecho, el diezmo no siempre representa exactamente el 10% de los ingresos, y en muchos casos se utiliza el término simplemente como sinónimo de donación u ofrenda.
Muchos aseguran que cuando aprendemos a compartir lo que obtenemos con los demás, incluso cuando lo hacemos con personas y animales a los que no conocemos ni conoceremos jamás, nos sentimos más cerca de los demás y de nosotros mismos. A pesar de que una persona gane su dinero sin ayuda de nadie, con mucho esfuerzo y sin exceder los límites de la Ley, la única forma de disfrutarlo no necesariamente es destinarlo a sí misma en su totalidad: a veces, ayudar a que mejore el mundo a su alrededor puede devolverle mucho más de lo que entrega.
El diezmo, por lo general, tenía como finalidad la recaudación de fondos para el mantenimiento material de la Iglesia y de sus ministros. El aporte de los fieles, por lo tanto, no siempre se destinaba a los más necesitados, sino para mantener una estructura de poder y a una jerarquía eclesiástica.