viernes, 25 de marzo de 2016

Comentario Desamortización

La desamortización española fue un largo proceso histórico, económico y social iniciado a finales del siglo XVIII con la denominada «Desamortización de Godoy» (1798) —aunque hubo un antecedente en el reinado de Carlos III de España— y cerrado bien entrado el siglo XX (16 de diciembre de 1924). Consistió en poner en el mercado, previa expropiación forzosa y mediante una subasta pública, las tierras y bienes que hasta entonces no se podían enajenar (vender, hipotecar o ceder) y que se encontraban en poder de las llamadas «manos muertas», es decir, la Iglesia Católica y las órdenes religiosas —que los habían acumulado como habituales beneficiarias de donaciones, testamentos y abintestatos— y los llamados baldíos y las tierras comunales de los municipios, que servían de complemento para la precaria economía de los campesinos. Dicho con las palabras de Francisco Tomás y Valiente, la desamortización española presentó "las características siguientes: apropiación por parte del Estado y por decisión unilateral suya de bienes inmuebles pertenecientes a «manos muertas»; venta de los mismos y asignación del importe obtenido con las ventas a la amortización de los títulos de la deuda".
En otros países sucedió un fenómeno de características más o menos parecidas. La finalidad prioritaria de las desamortizaciones habidas en España fue conseguir unos ingresos extraordinarios para amortizar los títulos de deuda pública —singularmente vales reales— que expedía el Estado para financiarse —o extinguirlos porque en alguna ocasión también se admitieron como pago en las subastas—. Asimismo persiguió acrecentar la riqueza nacional y crear una burguesía y clase media de labradores que fuesen propietarios de las parcelas que cultivaban y crear condiciones capitalistas (privatización, sistema financiero fuerte) para que el Estado pudiera recaudar más y mejores impuestos.
La desamortización fue una de las armas políticas con la que los liberales modificaron el régimen de la propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado liberal durante la primera mitad del siglo XIX.

- Un ejemplo más reflejado en nuestra historia de la resolución de los problemas por parte del gobierno que el mismo se ocasiona, es decir, pagan justos por pecadores. Un ejemplo más de que la avaricia rompe el saco, ya que estoy convencido de que cualquier español medio en esa época acabaría robando igual y gastándose el dinero de la misma manera hasta llegar al punto extremo de tener que expropiar los bienes de sus ciudadanos para eliminar la deuda pública del país. Casualidad es que además a los que menos tienen son a los que más les sacan, solo hay una cosa en mi opinión "políticamente correcta" y es la expropiación de los bienes de la iglesia producida en numerosas ocasiones a lo largo del sigo XIX aunque a día de hoy eso no halla surgido ningún efecto en la sociedad actual ya que se siguen destinando auténticas millonadas a la iglesia que en el pasado engañó torturó y mató en nombre de Dios. ¿Es ese el verdadero cometido de la iglesia? yo creo que no a parte de que hablando mal y pronto "el chiringuito se les desmonta por todos lados" ya que las generaciones venideras cada vez creen en menos cosas ya que no se les inculca desde pequeños, por no hablar de la ciencia que se está abriendo paso frente a la ignorancia.

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